O Sánchez o democracia. Esta es la decisión que tienen y van a tener los españoles en este preciso momento. El acoso y derribo de las instituciones y de nuestra arquitectura constitucional por la parte del Presidente del Gobierno con sus interlocutores pide una contestación instantánea del grupo de la sociedad. Jamás desde la Transición y desde el instante en que la mayor parte aprobó la Constitución, el país sufrió el desafío que encara el día de hoy, con el derrumbe de la calidad de la democracia y de los organismos públicos atacados por un hombre que, en su concepción autocrática del poder, se ejercita emperador o Jefe de Estado.
España atraviesa su peor instante de crisis política y democrática. De ahí que es urgente que la oposición se una y se una para dirigir una opción alternativa a este gobierno de Frankenstein que está arruinando todas y cada una de las perspectivas de futuro. Frente el interrogante de si resulta necesario y preciso articular una petición de censura, la contestación ha de ser determinante: sí. Su importancia no hay que a su éxito impredecible, por el hecho de que la aritmética parlamentaria no ayudancia, sino más bien a que promoverla forzaría a la paralización instantánea de todas y cada una de las acciones y leyes que Sánchez, con su dedo autocrático y despótico, quiere realizar. Postergar la reforma de los delitos de malversación y sedición, inmovilizar su indulto a golpistas y ladrones, y su enésimo ataque a la justicia, forzaría a Sánchez a retratarse en medio de una campaña electoral, en el momento en que la ciudadanía está mucho más atenta que jamás y menos entristecida por las patrañas de aquel que por la tarde niega con sus hechos lo que asegura con sus expresiones por la mañana. Si bien en la situación de Sánchez nada es realmente difícil en su delincuencia en curso.
¿Piensas en obtener o adoptar un perro Akita Americano?
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Si lo equiparamos con el Akita Inu, una de las considerables diferencias es que el americano es mucho más impresionante y grande, lo que también lo realiza mucho más grande y pesado.
Nutrición
Estos perros necesitan una dieta balanceada en proteínas, puesto que un exceso de proteínas puede ocasionar patologías en la piel o el pelaje. Los cereales y la soja también pueden de ser causantes de inconvenientes en la piel. Por norma general, el Akita Americano ha de ser alimentado según su tamaño y peso, como cualquier otra raza. En todo caso, hay que evitar el cerdo y darle de comer con cordero, por poner un ejemplo, que tiene una reacción alérgica enclenque. Otras carnes pueden de ser de ciervo o ternera, combinadas con una mezcla de verduras y arroz, un cereal muy asimilable y poco alergénico.
Fijar los horarios de las comidas y repartir las dosis, sosteniendo siempre y en todo momento el cuenco lleno de agua fría te aportará el alimento preciso. Va a ser preciso detallar ciertas reglas en la comida, como entablar horarios fijos en los que comerla y si, pasada media hora sin haberla consumido, retirarla. Los Akitas americanos, pese a su tamaño, son perros que comen poquísimo alimento.
características del Akita Americano
Los ejemplares de Akita Americano son enormes, robustos y de composición sólida. Vistos de perfil, son mucho más largos que altos. El cuello es corto y se ensancha hacia los hombros. Tienen la espalda recta y los músculos del lomo bien desarrollados. El pecho es profundo y ancho, con el vientre sutilmente hundido.
Tienen extremidades fuertes, que les dejan mantenerse firmes sobre sus pies. Tienen pies de gato, con dedos arqueados y almohadillas gruesas. La cola es de implantación alta y bien cubierta de pelo. Acostumbran a llevarlo enrollado, pero no totalmente, a la espalda.
Origen y también historia del Akita Americano
El Akita Americano toma su nombre de la ciudad más importante de la isla de Honshu, Akita. Asimismo originarios de esta localidad son los Matagi Akitas, perros de tamaño mediano empleados en riñas de perros y como compañeros de caza.
A inicios del siglo XIX se comenzaron a atravesar con otras razas, como el mastín inglés y la tona inu, para acrecentar la fuerza y el tamaño de la raza. Años después, a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno ordenó sacrificar a todos y cada uno de los Matagi, puesto que sus pieles eran valiosísimas para armar ropa militar.