Aseguran que el perro es el más destacable amigo del hombre. Tanto es conque en la historia que en este momento te contaremos vas a poder revisar que hay oportunidades en las que esta oración es completamente alguna.
El perro más famoso de Edimburgo
Nuestra historia se lleva a cabo en Edimburgo en la época del siglo XIX. Un vigilante nocturno llamado John Gray se encontraba acompañado por Bobby, su pequeño skye terrier, en las noches de supervisión. Desgraciadamente, John murió de tuberculosis el ocho de febrero de 1958 y fue sepultado en el cementerio de Greyfriars.
Greyfriars Bobby es el nombre que recibe el perro protagonista de la leyenda más entrañable de Edimburgo. Aunque algunos han intentado negarlo y restarle importancia a su romanticismo, la historia de Bobby es una de las más apreciadas por los escoceses, que la han convertido en un símbolo nacional.
La historia de Greyfriars Bobby
La historia cuenta que Bobby era la mascota de un humilde vigilante nocturno llamado John Gray, que llegó con su familia a Edimburgo para ganarse la vida. Su perro le acompañaba en sus rondas y nunca se separaba de él. Lamentablemente, Gray murió a mediados del siglo XIX tras una larga enfermedad.
Cuando su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Greyfriars, este Skye Terrier permaneció junto a la tumba hasta el día de su muerte, ¡14 años después!
Llueva o haga sol, Bobby se quedó allí, y durante ese tiempo los ciudadanos de Edimburgo fueron a visitarlo y a llevarle comida. A lo largo de los años también le construyeron un pequeño refugio para mantenerlo a salvo.
El afecto al animal era tal que cuando, en 1867, las autoridades de la ciudad aprobaron una ley que obligaba a pagar una licencia por cada perro (debido al creciente número de perros callejeros), Sir William Chambers, un caballero de la ciudad, pagó la licencia de Bobby.
Desde su muerte, Bobby es conocido como Greyfriars Bobby y se ha convertido en un claro ejemplo de que el perro es el mejor amigo del hombre 🙂
Lápida de Greyfriars Bobby
Bobby se ganó su rincón en el corazón de la multitud de Edimburgo. Pusieron una lápida de grano colorado en su tumba.
En este afirma: «Greyfriars Bobby – Que su lealtad y devoción sean una lección para todos nosotros». Varios visitantes dejan palos, juguetes e inclusive flores como obsequio para el leal perro.