Todos amamos a nuestro perro.
Por la manera en que los perros mueven la cola, invaden nuestro regazo y hurtan nuestras almohadas, verdaderamente parece que nuestros perros también nos adoran. Pero hasta el momento en que los perros logren decirnos qué ocurre en sus cabezas pilosas, ¿tenemos la posibilidad de estar seguros?
Aparte de meditar, ¿los perros sueñan?
Con frecuencia, en el momento en que nuestro perro duerme, desplaza las patas, gime y se retuerce: resulta obvio que está soñando. Los perros tienen que soñar con cosas «maliciosas», como localizar un espacio o encontrarse con otro amigo peludo, apresar presas, sumarse a una manada o un conjunto de individuos. Al monitorear la actividad cerebral de los perros dormidos se demostró que múltiples áreas del cerebro se impulsan a lo largo del sueño. Como en nuestro caso, el cerebro de los perros les resguarda a lo largo del sueño de imágenes bastante duras.
Los perros tienen una alta opinión de sus humanos y tienen la capacidad de leer su comportamineto mejor que absolutamente nadie. Los animales más populares por ser más similares a los humanos son los primates, pero absolutamente nadie nos conoce mejor que nuestros perros. Comúnmente, nuestra gente pilosa nos tiene en alta cree: nos respetan, nos desean, confían en nosotros y nos conocen con perfección. Pueden de distinguir diferencias en la voz, las expresiones faciales e inclusive la intensidad del tacto. ¿No lo crees? Conque trata de fingir que lloras en frente de tu perro, es muy posible que venga a consolarte.
EL CIENTÍFICO QUE QUERÍA ENTENDER A SU PERRO
Para aclarar todas y cada una estas inquietudes, el neuro100tífico Gregory Berns, de la Facultad de Emory en Atlanta, efectuó múltiples estudios. A lo largo de años, estuvo examinando el cerebro de su perra Callie, una mezcla de terrier, por resonancia imantada.
Al comienzo, sus compañeros creyeron que se encontraba ido, por el hecho de que los peludos debían ser sedados gracias a la claustrofobia del aparato, lo que habría hecho irrealizable el ensayo. Pero Berns, resuelto a evaluar lo que opinan los perros, adiestró a Callie para que continuara apacible y sentada mientras que gateaba.
Distinguir juguetes.
Chaser es otro border collie (algo que debe tener esta raza) que fue entrenado a lo largo de tres años por Alliston Reid y John Pilley, psicólogos del Wofford College estadounidense. En 36 meses le enseñaron a distinguir 1.022 juguetes distintas. Los 100tíficos le solicitaron que trajese, afirmemos, la bola azul de la habitación de al costado, y Chaser lo logró. En las 836 pruebas que hicieron a lo largo de tres años, el border collie solo mostró un fallo de color del 1%.
Este nuevo conocimiento podría corroborar un concepto esbozada por Gregory Burns: “El cerebro de los perros muestra algo particular sobre cómo están los humanos y los animales. Posiblemente hayamos influido en su avance como clase tanto como ellos han influido en el nuestro.